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La recontrarrevolución: Redes Sociales por encima del Doctor Google

Ya se había hablado un poco del tema en éste mismo blog, pero vale la pena retomarlo para centrase un poco más en la perspectiva involucrada. A toda revolución le viene una contra-revolución que, en los anales de la historia, toma varios años, décadas, siglos o hasta milenios. La actualidad tiene otra dinámica y es posible que por ello las revoluciones de hoy sean reemplazadas por otras en unos pocos años o décadas.

Ésta perspectiva apunta a la búsqueda del posible sucesor de los buscadores y a una perspectiva interesante que se puede abrir jugando a una futurología que no es tan premonitoria como en el pasado, por la dinámica de los eventos. La internet está ocasionando dos grandes fenómenos sociales, el primero es el de las redes y el segundo el de la inteligencia colectiva. Entre ambos se puede hallar una nueva filosofía para la Internet y una nueva burbuja en el nacimiento de organizaciones que operan sobre ella.

Un buscador no tiene por sí mismo el conocimiento, lo que le volverá rápidamente obsoleto y dejará sin trabajo a los grandes innovadores del presente. Su evolución le llevará a su deceso.

¿Quién o qué volverá a repartir la torta?

Una mejor forma de afrontar el conocimiento debe asemejarse al proceso de búsqueda de conocimiento humano, no porque sea el mejor camino, sino por la tendencia que tenemos los humanos a humanizar todo cuanto vemos y modelamos. Así no esperamos encontrar a un gurú que lo sepa todo, tendría que ser una persona iluminada en unos niveles que están fuera de nuestra capacidad de abstracción. Por el contrario tal vez le preguntemos a la persona de al lado, lo que en el mundo de la Internet, y resumiendo la historia, puede significar preguntarle a la aplicación de al lado.

Como una sola aplicación no lo sabe todo, responderá lo que sepa y lo complementará con la respuesta que le den otros conocedores del tema. El proceso debería ejecutarse en tiempo real y la respuesta debería irse construyendo progresivamente hasta obtener una elaboración completa del contenido relacionado con la pregunta o la búsqueda. Ya hay mucha arquitectura de software para soportar el proceso, y la tendencia a desarrollar basados en servicios es tal vez el mejor de los panoramas de «pregúntale al que sabe».

¿Dónde estará la inteligencia de un sistema semejante? La clave se encuentra en la «inteligencia colectiva» y en cómo modelarla adecuadamente. Para no caer mucho en metáforas antropomorfas, no se debe esperar que dicha inteligencia actúe como un humano, conviene registrar mecanismos basados en las comunicaciones sociales de los humanos sobre la misma red, y el proceso mismo de respuesta debe dejarle algo de enseñanza al sistema que ha generado la solución a la búsqueda.

Son muchos los retos que surgen de ésta forma de pensar las soluciones, pero se pueden predecir que optaremos en el futuro por ser amigos de algunas aplicaciones que se relacionan con el entorno individual del usuario, aplicaciones que entiende lo que el usuario les pregunta, le conocen desde hace tiempo y puede predecir sus necesidades tomando como base su comportamiento pasado y el proceso de aprendizaje de otros usuarios de la red. Si hoy pregunto por inscripción de cédulas, es muy posible que la pregunta que lance dentro de dos meses esté relacionada con el proceso electoral, y en el transcurso de ese tiempo preguntaría frecuentemente sobre los candidatos. Una aplicación a la que no le interese la política no tendría por qué conocer las respuestas, pero el politólogo de bolsillo está obligado a recopilar la información pertinente, analizarla y dar una respuesta.

Con ese panorama un Doctor Google será un erudito al que encontraremos únicamente en el Himalaya y será preferible preguntarle a varias aplicaciones amigos para tratar de hallar la respuesta, antes de ir a buscarlo para obtener respuestas que tal vez nunca logremos interpretar.

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