Se lanzó el iPhone 5 y, por primera vez, las imágenes y la información filtradas dieron en el clavo, como si el jefe de inteligencia y antiespionaje fuera el propio Jobs. No parece que se trate de que la información filtrada, finalmente, haya encontrado la manera de hacerse confiable, en realidad este parece un síntoma más de que Apple empieza a ser predecible, hacer supuestos ha dejado de ser difícil.
Esto es especialmente cierto para el iPhone, y no tan cierto para otros productos. Antes del lanzamiento se supuso una tablet de 7 pulgadas y una mejora al interior del iPod touch, estas fueron predicciones cojas como en tiempos de Jobs, pero prever una pantalla más grande, conexión LTE y un cambio en un conector que completa casi una década luego del cambio en los conectores de la línea Mac, era más sencillo, dejando para el recuerdo los Keynotes impredecibles. Fue parecida la suerte a la de comienzos de año, cuando se esperaba un Macbook Air con Retina display, y lo que llegó no fue muy diferente de lo esperado, excepto por el muy elevado precio.
Lo inesperado, los cambios al exterior del iPod touch y la muerte de un iPod nano que seguía siendo un producto diferente en la línea. Tras los cambios queda la sensación de que debe desaparecer uno de los dos, y se evidencia la temida fragmentación de productos que hundió a Apple en el pasado y que evitó a toda costa su fundador.
Tan predecibles como los productos de Apple el último año será el éxito de ventas en el corto plazo, sólo por la inercia, pero los efectos de la línea descendente en la innovación, caracterizada por una pugna de patentes típica de quien se propone inventar poco en el futuro, se verán en el largo plazo, cuando no quede mercado de smartphones para descremar y nos encontremos, si continua la línea descendente que hoy apenas se marca, al viejo Apple produciendo accesorios poco exitosos y dejando de marcar tendencia en la industria. Lo de este año ha sido síntoma de que los viejos demonios pueden reaparecer.
Esto es especialmente cierto para el iPhone, y no tan cierto para otros productos. Antes del lanzamiento se supuso una tablet de 7 pulgadas y una mejora al interior del iPod touch, estas fueron predicciones cojas como en tiempos de Jobs, pero prever una pantalla más grande, conexión LTE y un cambio en un conector que completa casi una década luego del cambio en los conectores de la línea Mac, era más sencillo, dejando para el recuerdo los Keynotes impredecibles. Fue parecida la suerte a la de comienzos de año, cuando se esperaba un Macbook Air con Retina display, y lo que llegó no fue muy diferente de lo esperado, excepto por el muy elevado precio.
Lo inesperado, los cambios al exterior del iPod touch y la muerte de un iPod nano que seguía siendo un producto diferente en la línea. Tras los cambios queda la sensación de que debe desaparecer uno de los dos, y se evidencia la temida fragmentación de productos que hundió a Apple en el pasado y que evitó a toda costa su fundador.
Tan predecibles como los productos de Apple el último año será el éxito de ventas en el corto plazo, sólo por la inercia, pero los efectos de la línea descendente en la innovación, caracterizada por una pugna de patentes típica de quien se propone inventar poco en el futuro, se verán en el largo plazo, cuando no quede mercado de smartphones para descremar y nos encontremos, si continua la línea descendente que hoy apenas se marca, al viejo Apple produciendo accesorios poco exitosos y dejando de marcar tendencia en la industria. Lo de este año ha sido síntoma de que los viejos demonios pueden reaparecer.
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