Se puede acceder a los algoritmos a partir de condicionales sobre el estado de ánimo y de ponderaciones variables sobre la ejecución o no de una condición o de una parte de un ciclo.
Hay una doble probabilidad sobre la decisión. Por un lado hay una probabilidad de ejecutar o no una acción, por el otro hay una probabilidad, proveniente del estado de ánimo, que determina el nivel que debe superar la probabilidad de ejecución para ser efectivamente ejecutable: si estoy triste, un comportamiento con una probabilidad de 20% de ejecución puede ser lanzado por alguna característica que la modifica o que determina que, para esa acción y bajo esas condiciones, 20% es suficiente para ser aplicable.
A continuación un elemento aleatorio, o determinado en función de los efectos posibles, toma la decisión definitiva, actuando como la razón cuando intenta justificar la acción que se ha decidido emprender: si la razón no encuentra suficiente justificación, aunque no necesite mucha, el comportamiento no se activa.
Hay una doble probabilidad sobre la decisión. Por un lado hay una probabilidad de ejecutar o no una acción, por el otro hay una probabilidad, proveniente del estado de ánimo, que determina el nivel que debe superar la probabilidad de ejecución para ser efectivamente ejecutable: si estoy triste, un comportamiento con una probabilidad de 20% de ejecución puede ser lanzado por alguna característica que la modifica o que determina que, para esa acción y bajo esas condiciones, 20% es suficiente para ser aplicable.
A continuación un elemento aleatorio, o determinado en función de los efectos posibles, toma la decisión definitiva, actuando como la razón cuando intenta justificar la acción que se ha decidido emprender: si la razón no encuentra suficiente justificación, aunque no necesite mucha, el comportamiento no se activa.
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